“1. El horizonte, decapitación cósmica

El hombre se observa a sí mismo en el espejo de lo infinito. Adquirió la conciencia como elemento generador de realidades tras la decapitación del cosmos, representado en lo infinito del horizonte, desgarramiento insalvable que separó repentinamente al cielo de la tierra. El horizonte es una desgarradura producida por la conciencia, la cual ha sido representada como una caída en todas las culturas a lo largo de los siglos. El horizonte, en tanto que imposible para el hombre, es el espejo imposible de lo infinito, en el que el hombre se observa y no se reconoce. El horizonte es la paradoja que hizo despertar la conciencia del hombre en tanto que conciencia: su línea inabarcable es la señal del cosmos decapitado, el horizonte es el corte en el cuello del mundo.

El hombre es el único animal hasta ahora conocido sobre la tierra, capaz de ver el horizonte. El hombre es esencialmente un separador de las aguas: su esencia se fundamenta en la separación de las realidades, llevada a cabo por la conciencia. Y esa desgarradura cósmica es necesariamente la separación del cuerpo terrestre de la cabeza celeste; ese horizonte es siempre la imagen más palpable de lo impalpable, de lo infinito, de lo inalcanzable. Es la única imagen posible de lo imposible, la imagen de la muerte, como diría Godard. Es la prueba de nuestra impotencia frente a la muerte, que es lo infinito.

En ese momento el hombre hizo de su cabeza un huevo en el que se empezó a germinar el mundo como cosa. Sobrevino el advenimiento de las formas: luego de derramado el mundo terrestre en su caída líquida como la sangre de la herida del horizonte, las formas fueron concretándose como rocas de lava seca. Lo terrestre cae, porque lo terrestre deviene simbólicamente como producto de un rompimiento, de un degüelle, de una decapitación que separó el cielo de la tierra. El hombre (celeste por la naturaleza de su alma inmortal en tanto que portadora del recuerdo inefable de un estado anterior a dicha caída) ha caído sobre lo físico (derramado también) en forma líquida, la cual se concreta finalmente en la carne. El hombre proviene del líquido espeso que se derrama de lo infinito, del horizonte inaccesible (siempre en desplazamiento y rotación) del orgasmo cósmico. El hombre es un ser acuático que genera capas de carne y órganos capaces de sobrevivir a la caída en el tiempo […]”