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Retrato doble del chamán

Orquesta Sinfónica
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  1. Umbral
  2. Roto
  3. Las voces ancestrales
  4. Retrato doble del chamán (Danza de trance / Cúpula interior)

“Retrato doble del Chamán” de Andrés Levell – Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Alfredo Rugeles (Director). Concierto de obras Semifinalistas del II Concurso Nacional de Composición Simón Bolívar, Jueves 25 de Junio de 2015, Centro de Acción Social por la Música, Sala Simón Bolívar. Obra merecedora de la Mención Especial del Jurado en el II Concurso Nacional de Composición Simón Bolívar – Seguros Caracas, 2015.

Reseña de la obra:

«“Retrato doble del chamán” es el último movimiento de la Sinfonía No 1 «Umbrales», una obra para Orquesta Sinfónica compuesta en 2007 y revisada en 2015. La Sinfonía pertenece al Ciclo de obras titulado «El Despertar de los Templos Dormidos». Escrita en dos movimientos continuos. El primero llamado «Danza de Trance» representa el rapto extático del chamán en su proceso de desdoblamiento a través de un baile exacerbado y extremo, en el que su espíritu se eleva por encima de su cuerpo y se convierte en puente espiritual hacia realidades sutiles. Mientras escribía comencé a percibir un rumor lejano, un temblor grave de tambores que se convirtió en una sensación ritmica punzante. Dejaban de ser tambores y se convertían en piedras arrastradas por un río en una crecida, rocas cayendo a montones por montañas que se deshacen. Ritmo misterioso que luego se convierte en una multitud de caballos en fuga, una estampida que en su desorden va generando múltiples ritmos superpuestos, entre el polvo y el caos desenfrenado. La estampida de caballos-tambores-piedras arremetía indetenible con su ritmo a punto de quebrarse. Luego no era ya una estampida de caballos, sino de violoncellos y contrabajos y trombones y cornos, clarinetes histéricos, alucinaciones cíclicas que demarcaban un pulso dentro del caos, trompetas que aparecen como muros de gritos que se rompen y caen desarticulados; el “yo” del chamán se resquebraja, se rompe como una represa, como un espejo que cae por escaleras. Sobreviene entonces «Cúpula Interior», en donde se representa al chamán elevado en éxtasis, con ojos de fuego observando el milagro de la existencia; su alma, liberada y trascendida, se siente nuevamente unida al cosmos, siente la presencia de mundos superiores y sutiles, se revela ante él el misterio ancestral de la luz de la conciencia; y entonces comienza a cantar al cosmos un mantra inaudito de múltiples voces, resonando en ecos ancestrales que se repiten hasta el infinito, mar de cantos sagrados olvidados. Canta no con su voz, sino con la voz del mundo, a través de la tierra y los océanos, a través del magma volcánico y el aire; canta a través de pájaros extravagantes que chillan desde la oscuridad, rompiendo la cáscara obsoleta que los mantiene cautivos, en espera del retorno a la luz, cuyo recuerdo reverbera ya en lo más íntimo de su espíritu.»