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DZIGA VERTOV

(Bialystok, 1896 – Moscú, 1954)

EL HOMBRE CON LA CÁMARA [Человек с киноаппаратом]

Autor-Supervisor del Experimento: Dziga Vertov. 1er Operador de Cámara: Mikhail Kaufman. 2do Operador de Cámara: Gleb Troyanski. Asistente de Montaje: Elizaveta Svilova. Producción: VUFKU. Duración: 63 minutos. Año: 1929

“Este film es un experimento en la comunicación cinematográfica de los acontecimientos cotidianos. Sin la ayuda de intertítulos (una película sin intertítulos). Sin la ayuda de un guión (una película sin guión). Sin la ayuda de un teatro (una película sin decorados, actores, etc.). Este trabajo experimental tiene como objetivo crear un verdadero y absoluto lenguaje internacional del cine basado en su total ruptura con el lenguaje del teatro y de la literatura”
Dziga Vertov

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Musicalización en vivo realizada en Mayo de 2010 en la Sala Experimental del Centro Cultural Chacao. Doktor Fakuménica: Andrés Levell (Piano), Gorgias Sánchez (Clarinete), Jaime De Armas (Flauta) y Leonor Lanza (Voces), Salim Inaty (Percusión).

Reseña

Dziga Vertov (1896-1954, nacido Denis Arkadievitch Kaufman), en su film El Hombre con la Cámara (Chelovek S Kino-Apparatom), una grabación en celuloide en 6 partes de 1929, plantea no sólo una mirada a San Petersburgo, tal como se suele decir. Se adentra en “la mirada” como reflexión sobre sí misma, una mirada que se mira, una cámara que se filma. San Petersburgo es el punto de partida de esa mirada, bajo el filtro estético y conceptual del Futurismo y el Constructivismo ruso. Pero el film muestra también al “público” mientras observa la película y también nos muestra al camarógrafo que la está filmando (Mijail Kaufman, hermano del director). La película pasa indistintamente de una “realidad” a otra.
La protagonista es la cámara, que (tal como se evidencia a través de la superposición de planos en varias ocasiones) es vista por Vertov como un “Ojo”. La cámara es primordialmente “lo que mira”, lo que “observa”. Y a través de ella, detrás de ella, está el camarógrafo, también ojo. Ojo humano “fundido” sobre el ojo-máquina. Vertov descubre una extraña simbiosis entre esas dos miradas, mirada híbrida, mutante, aparato y órgano simultáneamente. Y es innegable que tal mirada es propiamente la mirada del Siglo XX, es el desarrollo de la creación de ese nuevo cuerpo-máquina surgido desde el comienzo de la Era Industrial. El Camarógrafo opera la máquina, es un obrero. Él es el que observa a través de la cámara, el que la dirige, el que le indica qué ver, el que mueve la manilla. Por momentos también aparece la editora de la película. Vertov muestra los negativos de las cintas, el proceso de cortar, montar, superponer. La Editora es el Ojo que decide, que selecciona, que disecciona y vuelve a unir. Y también asistimos a la representación, al “estreno”, una masa que observa. Es el “público”, la masa que “ve” finalmente la película.
La “mirada” de El Hombre con la Cámara es una mirada fragmentada, rota en varias direcciones distintas observando aparentemente lo mismo, mirada cubista. “El ojo es una boca hambrienta que se alimenta del mundo” (Jim Morrison). Y al estar fragmentada, es una mirada que pretende abarcarlo todo, es la mirada nueva del Cine intentando ya en sus “inicios” verse a sí misma, ese Cine que, como dijera Godard nació con los colores del luto: blanco y negro; arte que nació mudo pero pronto aprendió a hablar. Es por eso, una película sobre la mirada y sobre el “ojo”, más que una película sobre San Petersburgo, aunque tal haya sido el punto de partida. La ciudad es, en todo caso, el espejo sobre el que la mirada se observa a sí misma.